domingo, 18 de noviembre de 2012

Comprender, comprender...

He comprendido a lo largo de los años, aunque aun soy un inexperto, que hay ciertas cosas en la vida que con tan solo un segundo pueden hacernos añicos o por el contrario, llevarnos hasta la absoluta felicidad. Claro que en la vida todo son momentos, algunos de alegría, otros de enfado, tristeza, felicidad, amor, odio, y una larga lista. La vida es como llevar nuestro propio barco, a veces creemos coger el rumbo adecuado, pero cuando parece que todo va bieen, se tuercen las cosas, nos topamos con acantilados, barcos enemigos, o incluso tempestades, pero entonces en ese momento es cuando cogemos el timón e intentamos coger otro rumbo, navegar hacia nuestros deseos, pero no es fácil hacer eso, forcejeamos una y otra vez, a veces no sirve de nada mover el timón, sabes por que? porque no controlamos el timón con la suficiente fuerza, no navegamos con todos nuestros esfuerzos, nos dejamos llevar a veces, y eso puede ser bueno, pero también puede darnos una imagen equivocada y acabar en mal camino. La tripulación también es importante en nuestro barco. Esos tripulantes que controlan las velas de nuestro barco, para ir mas rápido, o mas lento o también para detenernos. Los que controlan los cañones para defendernos de los enemigos. Todos y cada uno de los tripulantes de nuestro barco, que no son pocos, son IMPORTANTES por pequeña que sea su función en el. Debemos elegirlos bieen, pues la mayoría nos acompañaran en todos nuestros viajes. Ellos también pueden influir en nuestro rumbo, en nuestro comportamiento, en fin, en nosotros y por ello debemos cuidarlos, pero a aquellos que no lo merezcan, aquellos que no nos merezcan debemos dejarlos allí donde deben quedarse, lejos de nosotros y seguir nosotros nuestro rumbo.

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