lunes, 24 de agosto de 2015

Moldeando arcilla.

Me he parado a pensar hace unos días en un tema del que no he hablado nunca y bueno, tenia ganas de hacerle una entrada propia. Para empezar creo que lo hacemos todo mal. He llegado a un punto en que no sabría decir que quieren las personas realmente de otra persona, de verdad, hacen tantos cambios, quieren tantas cosas que, como sabe uno lo que quieren de uno mismo? Cuando hablas con alguien observas sus gustos, sus predilecciones y bueno, te puedes encontrar desde los que no piden mucho de una persona, hasta los que quieren un pack de cualidades físicas y mentales digno de un dios. Que es lo que esta pasando? Creo que nos estamos volviendo demasiado exigentes con los demás, creo que desde muy pequeños nos creamos a la: "Persona Ideal", es decir, la persona que encajaría perfectamente con nosotros, alta/baja, rubia/morena/pelirroja, ojos verdes/azules, inteligente, interesante, simpática, y demás personalidades y cualidades físicas y lo vamos cambiando, lo vamos perfeccionando mas con el tiempo, pero nunca llegamos a darnos cuenta de que es un mero pensamiento, no existe, la "Persona Ideal", se encuentra por casualidad, no se genera con la mente. Cuando llegamos a determinados momentos de nuestras vidas, entiendo que los gustos puedan cambiar, eso lo entendemos todos, no hablo de eso, hablo de que cada vez esperamos y exigimos mas a los demás, es decir, llegamos a modificar a una persona a nuestro gusto para que sea como queremos. Es como la arcilla, vamos moldeandola hasta que nos gusta como ha quedado la forma, solo que lo que estamos moldeando, ya estaba moldeado. Esto me preocupa seriamente a la vez que no me gusta una mierda (y perdón por la palabra mal dicha) pero es que quienes nos creemos para pensar que tenemos la potestad de modificar a una persona para hacerla a nuestro gusto? Si te gustan unos rasgos de una persona pero odias otros, no intentes suprimir esos rasgos que odias, dejalos donde están, puede que otra persona los respete y no necesite cambiarlos. Las cosas son bellas cuando no se cambian a gusto de cada uno, son especiales, únicas. Preferimos un mundo hecho a nuestra medida, olvidando que nada es nuestro y que lo que nosotros odiamos puede ser amado por otro. No existen personas perfectas, pero si existe la forma de creer perfecta a una persona y esa forma desde luego que no es cambiándola. Para terminar, creo que lo hacemos todo mal. Entendemos mal la vida.

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